La familia asegura que el fallecido era un gran aficionado a la caza y que poco tiempo antes de los síntomas habría comido cerebros de ardillas.
Los forenses han descubierto que el cazador poseía una enfermedad degenerativa poco común, denominada Creutzfeldt-Jakob. Esta enfermedad, que tan solo afecta a una persona de cada millón al año, está causada por el comportamiento anormal de una proteína llamada prión.
La proteína puede deformarse e infectar el cerebro, llegando a producir depresión, pérdida de movilidad, inducir al coma e incluso provocar la muerte. Aún no se ha descubierto cura para esta enfermedad, tan solo medicamentos que disminuyan los síntomas.
La enfermedad puede ser hereditaria o provocada por factores desconocidos que no se relacionan con la infección. En Nueva York, ya son cuatro los casos de esta enfermedad desde noviembre de 2017.