El pequeño Kayden Urmston-Bancroft finalmente murió por un ataque al corazón debido a la necesidad de la intervención médica que nunca llegó. El Hospital Universitario de Manchester ha asegurado que "ocasionalmente fallan" los servicios y ha lamentado la muerte del niño de 20 meses.

El niño llegó en un primer momento al Hospital Stepping Hill tras caerse sobre una botella que le provocó un agujero en su diafragma. Según la ‘BBC’ los médicos descubrieron que el golpe había causado que el intestino del niño se clavara en el pecho.

Los sanitarios solicitaron trasladar al niño al Hospital Universitario donde debería llevarse a cabo la intervención quirúrgica. Desde un primer momento, el hospital aseguró que no disponía de camas en la UCI para el pequeño, por lo que fue ingresado en planta a la espera de disponibilidad. "Lo metieron en una habitación y lo dejaron", cuenta la abuela del niño.

Julie Rowlands asegura que durante la hospitalización "venían con excusas. No hay cama o acaban de llegar las víctimas de un accidente de coche", por lo que la operación del niño nunca llegó.

Tras varios días esperando, el pequeño sufrió una parada cardiaca. Las enfermeras realizaron una larga reanimación que provocó en el niño graves secuelas cerebrales, que finalmente provocaron su muerte dos días después.

"¿Cuántos niños tendrán que morir antes de que se hagan cargo de la gestión y antes de que se lleven a cabo los cambios necesarios?", manifiesta Basem Khalil, cirujana del hospital, que recuerdan los graves problemas que sufren debido a la falta de medios.