Son muchas las personas que a la hora de renovar su coche se plantean una alternativa más sostenible y limpia. Pero, ¿por dónde empezar? Nunca antes en la historia del automóvil había existido una oferta tan amplia entre las distintas fuentes de alimentación para mover un coche: gasolina, diésel, gas, pila de combustible, electricidad, híbridos…

A pesar de la enorme cantidad de avances tecnológicos que incorporan los nuevos motores de explosión y de haber reducido considerablemente las emisiones contaminantes, resultado de la combustión del diésel o la gasolina, los coches siguen siendo foco de contaminación.

Por su parte, la pila de combustible, capaz de extraer energía eléctrica del hidrógeno y de emitir, únicamente, vapor de agua a la atmósfera, sigue siendo una tecnología poco extendida. Por lo tanto, en estos momentos la alternativa más sostenible es la electrificación en alguno de sus niveles. Desde los modelos puramente eléctricos, a aquellos que presentan algún tipo de hibridación.

Uno de los grandes problemas a los que se ha enfrentado el coche 100% eléctrico ha sido la autonomía. Por lo que, mientras los ingenieros le ponen solución, se han desarrollado multitud de sistemas híbridos que compaginan un motor de combustión con uno eléctrico. De esta forma, las marcas de coches han querido dar una solución sostenible a cada tipo de cliente. Y, como clientes hay muchos, soluciones también.

Microhíbridos

Al margen de los rebuscados e ilustres nombres que encuentran los departamentos de marketing de cada marca para adornar sus modelos, los vehículos híbridos se dividen en tres grupos principales:

Los microhíbridos o 'mild-hybrid' han sido los últimos en aparecer. Esta aparición tiene mucho que ver con las últimas normativas que han entrado en vigor en cuanto a regulación de emisiones contaminantes. Se trata de vehículos con un motor de combustión pero que cuentan, además, con un pequeño motor eléctrico que sirve para asistir al primero.

Al ser un motor de apoyo, estos modelos microhíbridos no son capaces de circular impulsados únicamente por electricidad y, por lo tanto, carecen de autonomía en este modo. A cambio, ofrecen ventajas como una reducción considerable del consumo y las emisiones de gases contaminantes. Por ello, están catalogados con la etiqueta ECO de la Dirección General de Tráfico, además de tener un precio de venta más económico que el resto de híbridos.

Híbridos autorrecargables

Los llamados híbridos a secas son en realidad los híbridos autorrecargables. Reciben este nombre porque recargan la batería mediante el propio movimiento del coche, ya sea a través del motor de combustión o aprovechando la energía cinética de las frenadas.

Al igual que los anteriores, cuentan con un motor de combustión y otro eléctrico. En este caso, la capacidad de la batería es mayor y la potencia del motor eléctrico también, por lo que pueden circular haciendo uso exclusivo de la mecánica eléctrica durante unos kilómetros y hasta cierto límite de velocidad.

Su principal punto débil es que esta autonomía en modo 100% eléctrico es baja. A cambio, presentan dos principales fortalezas: por un lado, pueden arrancar desde parado en modo eléctrico, y una vez en marcha usar el motor de combustión. Es en ese escenario donde más recortan consumo y emisiones en comparación con un modelo de combustión.

El otro de sus puntos fuertes radica en que, al ser autorrecargables no es necesario enchufarlos a la red para cargar la batería, algo que sí ocurre con las siguiente categoría de híbridos.

Híbridos enchufables

Los híbridos enchufables o PHEV (Plug-in Hybrid Electric Vehicle), por sus siglas en inglés: de los híbridos, estos son los que más autonomía ofrecen, gracias a unas baterías considerablemente más grandes, por lo que la distancia que pueden recorrer en modo eléctrico ronda los 50 kilómetros en los últimos modelos. Una cifra que, en la mayoría de los casos, es suficiente para realizar los trayectos diarios sin consumir ni gota de combustible, ni emitir un solo gramo de CO2. Y es por ello que los 'PHEV' están catalogados como vehículos Cero Emisiones por la DGT.

Los autorrecargables resultan una opción que unifica lo mejor de un vehículo eléctrico con lo mejor de uno de combustión, pero está condicionado a un perfil muy particular. Es necesaria una plaza de garaje o un garaje privado para poder cargar el coche cada noche. Además, para aprovechar todo el potencial, los desplazamientos diarios no deben superar la distancia capaz de recorrer en modo eléctrico, dejando el motor de combustión para trayectos más largos.

Los eléctricos puros

Son coches que prescinden por completo de propulsores de combustión y se mueven impulsados únicamente por la energía eléctrica almacenada en sus baterías, que hace girar su motor eléctrico. Son la alternativa más sostenible hoy, ya que no emiten gases contaminantes allá por donde circulan.

Para hablar de un coche 100% libre de emisiones, la energía eléctrica con la que se cargan sus baterías debería provenir de fuentes renovables, algo que no ocurre en la actualidad. Aun así, suponen una enorme mejora respecto a los automóviles propulsados por combustibles fósiles: no emiten gases nocivos en el centro de las ciudades, por lo que la calidad del aire mejora. Además, no emiten tanto ruido como un motor de explosión, lo cual reduce la contaminación acústica.

Como contrapartida, los eléctricos puros tienen un precio que suele ser alto en comparación con los vehículos de combustión. Y esta es una de sus principales desventajas, junto con la autonomía. Si bien es cierto que la tecnología de las baterías ha evolucionado y no deberían suponer ningún problema, todavía no están a la altura de los coches alimentados por gasolina o diésel.

En cambio, los propietarios de coches 100% eléctricos no necesitan visitar gasolineras, ya que la propia plaza de garaje hace las funciones de estación de servicio. Y no se queda ahí el ahorro, al estar catalogados como vehículos Cero Emisiones por la D.G.T., los propietarios se benefician de importantes bonificaciones en tasas e impuestos.

Distintos caminos con un destino final común: un futuro más limpio y libre de emisiones contaminantes. Se trata de un proceso de transformación del parque móvil a nivel mundial que llevará su tiempo, pero en el que todas las personas ganaremos en salud y calidad de vida.