Quince minutos es el objetivo de la audaz propuesta presentada por el equipo de gobierno del Ayuntamiento de París: 15 minutos al trabajo, 15 minutos a la escuela, 15 minutos al mercado… La capital gala, además de ser conocida como "La ciudad de la luz", también es famosa por los enormes atascos que se generan a diario y por la pobre calidad del aire que se respira.
Para hacer frente a la contaminación y al exceso de tráfico, además de para hacer más fácil la vida de las personas, la alcaldesa Anne Hidalgo ha puesto en marcha "La Ville du quart d'huere" (La ciudad del cuarto de hora) basada en reducir las distancias que se recorren a diario. Fomentando así el uso de la bicicleta y el ejercicio físico y reduciendo considerablemente el número de automóviles en circulación.
Un futuro inspirado en el pasado
La novedosa transformación de la ciudad que propone Anne Hidalgo junto con Carlos Moreno, director científico y catedrático de Emprendimiento, Territorio e Innovación de la Universidad Sorbona de París, pasa por replantear el uso que se le da a los espacios urbanos. Históricamente, las calles de las ciudades, desde el antiguo Egipto hasta la aparición del automóvil, eran para los peatones.
El desarrollo del automóvil permitió llegar a puntos lejanos en un tiempo que, caminando, era impensable. Pero eso supuso el distanciamiento de tiendas, centros de trabajo, ocio, hogares de amigos y familiares… Un peligroso círculo vicioso en el que la solución a las grandes distancias es, también, causa del problema de tener que recorrerlas.
Con una planificación urbana cuidada y bien estudiada, se podría eliminar el automóvil de la ecuación. Para ello, es necesario tomar cómo inspiración la época en la que no existía. Volver a crear mercados de barrio, donde los vecinos puedan llegar caminando; escuelas por distritos, donde los jóvenes puedan acudir a pie o en bicicleta; centros de trabajo transversales, en los cuales trabajadores de distintas empresas tengan un lugar donde teletrabajar.
Creando un mapa urbano en el que prime la cercanía, no será necesario recorrer grandes distancias para llevar a cabo las distintas actividades del día a día. Y, para visitar a familiares y amigos que se encuentren más lejos, un sistema de transporte urbano sostenible.
Beneficio para la salud y la economía
El tráfico es un mal que afecta a París, pero también a la mayoría de capitales europeas y a muchas grandes ciudades. La densidad de población se está convirtiendo en un problema que necesita solución urgente. La peatonalización de las calles, el acceso restringido a determinados barrios o distritos enteros son algunas de las soluciones que ya están implantadas. Pero la magnitud del problema necesita un cambio más profundo, una transformación que reduzca la circulación, pero que no afecte negativamente a la vida de los habitantes.
Replantear el tipo de uso que se da a los espacios puede ser una de las posibles soluciones. Integrar ocio, trabajo, educación, salud y vida personal en un radio menor, como propone París. Una distancia que se pueda recorrer andando o en bicicleta y que, por su propia naturaleza, haga inservible el automóvil.
En España, Barcelona, Granada, Palma de Mallorca, Madrid o Santa Cruz de Tenerife son las ciudades que concentran los mayores atascos según el estudio TomTom Trafic Index 2109, llevado a cabo por la marca de navegadores GPS. Ninguna es ajena al denso tráfico, el cual también provoca importantes embotellamientos a diario. ¿Y si todas esas horas malgastadas llegando del punto A al punto B se pudiesen evitar?
El teletrabajo, por ejemplo, es uno de los puntos clave de la propuesta del consistorio parisino. Se ha impuesto debido a la crisis del coronavirus y se ha convertido en una nueva alternativa a los centros de trabajo y oficinas que plantea diversas ventajas, entre las principales: el ahorro de tiempo y dinero. También pone fin a los atascos para ir y volver del lugar de trabajo. Y, con ello, el gasto en combustible o transporte urbano. Lo que, indirectamente, se traduce en menor contaminación y una clara mejora de la calidad del aire que se respira en las ciudades.
De la misma forma, todo el tiempo ahorrado en desplazamientos por trabajo, ocio, abastecimiento… se transformaría en más tiempo para disfrute personal. Mejorando notablemente la calidad de vida de las personas. Y eso es precisamente lo que pretende hacer París.
Masdar City, un proyecto de ciudad sostenible en el desierto
En el año 2006 arrancó el proyecto Masdar City, con una idea similar a la planteada por Anne Hidalgo para París. El objetivo era crear una ciudad inteligente, sostenible y autosuficiente. El estudio de arquitectos Foster + Partners inició el diseño y planificación de esta ciudad próxima a Abu Dhabi, que contaría con el apoyo económico de los Emiratos Árabes Unidos y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
En perfecta armonía con la naturaleza y aprovechando los recursos naturales para crear un entorno urbano con la menor huella ecológica posible. Así es esta pequeña ciudad en la que no existen calles asfaltadas, porque los coches no tienen cabida aquí. La ciudadanía se mueve a pie, en bici o en transporte urbano subterráneo. Además, la forma estrecha de sus calles, favorece la creación de sombras naturales y corrientes de aire, algo fundamental para mantener la temperatura fresca en pleno desierto sin necesidad de consumir energía.
La energía eléctrica que consume la ciudad se obtiene gracias a las placas eléctricas distribuidas por los tejados. Mientras que el agua que se consume proviene del mar y del tratamiento de aguas grises y negras.
A pesar del importante respaldo de las autoridades locales y el apoyo económico de sus promotores, este proyecto de ciudad no termina de triunfar. Actualmente apenas está terminada el 25% de la superficie total y parece más una ciudad fantasma que el oasis sostenible y autosuficiente que debería ser.
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