Los osos polares podrían ser la víctima más icónica de la emergencia climática en sólo unas décadas. El cambio climático hará que la especie se extinga antes de fin de siglo.

La alerta ha sido lanzada por expertos y ecologistas después de constatar que el hielo esta en mínimos en el Ártico y que la Antártida sigue batiendo récords de temperatura.

Según sus estimaciones, los carnívoros terrestres más grandes del planeta no serán dueños de su destino. La supervivencia de los osos polares está directamente ligada a la del hielo del Ártico, y el calentamiento global ha acabado poniendo fecha a su extinción.

Tal y como ha afirmado Laura Rodríguez, portavoz del programa de especies amenazadas de WWF, a este ritmo desparecerán en el 2100. Sólo les queda 80 años de vida como especie, según el pronóstico que advierte un estudio publicado en la revista Nature, y que recuerda que ya hay zonas donde su población ha disminuido hasta el 50%.

"A corto plazo, para 2040, es muy probable que los osos polares empiecen a tener dificultades para reproducirse, lo que ocasionaría la retirada de la especie de ciertas zonas", ha explicado la ecologista.

Sin hielo, los osos polares se quedan sin su hábitat de caza y su principal fuente de alimentación: las focas. Según Rodríguez, se trata de animales "bastante torpes" en aguas abiertas. "Utilizan el hielo para poder cazar en los agujeros que encuentran las focas para salir a respirar", ha explicado.

Son capaces de aguantar hasta 255 días sin comer, pero la pérdida de masa ártica les obliga a desplazarse lejos de su territorio donde son mucho más vulnerables. Y es que la última década ha registrado los índices más bajos de hielo marino en el polo norte, con niveles de calentamiento de más del doble del promedio mundial.

Aun así hay esperanza: "Si somos capaces de reducir los gases de efecto invernadero, podrían sobrevivir en algunos lugares del Ártico", ha explicado la responsable de WWF.

Actualmente resiste una población de 25.000 osos polares repartidos entre Canadá, Alaska, Siberia y Groenlandia. Y si se cumplen las predicciones, serán los últimos ejemplares de esta icónica especie víctima del cambio climático.