Los Mossos d'Esquadra han detenido a un hombre y una mujer responsables de un taller de Ripollet (Barcelona) por retener y obligar a dos hombres a trabajar en condiciones inhumanas y en contra de su voluntad. Según han informado los Mossos, las víctimas vivían en un estado permanente de terror y recibían continuas amenazas y palizas para que no salieran del local, ya que les impedían cualquier contacto con el exterior.

La investigación se inició a partir de la denuncia que la mujer de uno de los trabajadores interpuso en Rumanía, país de origen de los trabajadores y los detenidos. Los agentes se dirigieron al taller y contactaron con los responsables del local, que manifestaron que, efectivamente, los dos hombres estaban trabajando allí como mecánicos. En el mismo taller, los agentes contactaron con las víctimas y consiguieron su documentación a través del responsable del local.

Como las víctimas no dominaban el castellano, declararon en las dependencias policiales con la presencia de un intérprete para aclarar los hechos. Según sus testimonios, ambos vinieron a España a trabajar atraídos por una oferta de empleo engañosa y, una vez en el taller, no les hicieron contrato laboral ni cotizaban a la Seguridad Social y trabajaban de lunes a domingo, con jornadas que superaban las 12 horas en la mayoría de ocasiones.

Las víctimas eran obligadas a vivir en el mismo taller, sin poder salir y las condiciones de vida e higiene eran deplorables, con suciedad por todas partes y cableado eléctrico colgado sin medidas de seguridad por las paredes. Con esta información, los agentes registraron el local y constataron las condiciones señaladas por las víctimas, además de localizar un arma de fuego.

En la entrada participaron también efectivos de la Inspección de Trabajo, que detectaron numerosas irregularidades, y se detuvo al titular del taller y a su mujer. Los Mossos pudieron saber que el detenido había llegado a humillar a uno de los trabajadores, haciendo que se pusiera de rodillas con los brazos abiertos y golpeándolo reiteradamente por haber utilizado más pintura de la necesaria o por acabar tarde un trabajo. Esta agresión le ocasionó la rotura de algunas costillas y, cuando los trabajadores decían que querían marcharse, se amenazaba de muerte a ellos y a sus familias.

A los detenidos se les imputan los delitos de coacciones, amenazas, lesiones, detención ilegal y tenencia ilícita de armas y contra los derechos de los trabajadores y se ha decretado su ingreso en prisión tras haber pasado a disposición judicial.