Freya, una joven morsa hembra, es la sensación del verano en Noruega, donde juguetea en el fiordo de Oslo y daña algunos barcos con sus cerca de 600 kilos. Su presencia en la aldea costera de Kragero despertó la atención de la población y de la prensa, que transmitió en directo algunos momentos de su vida. Pese a haber destruido algunos botes, las autoridades optaron por dejarla moverse con total libertad

Esta morsa, que ya fue observada en el Reino Unido, los Países Bajos, Dinamarca y Suecia, decidió pasar parte del verano en Noruega, donde la presencia de mamíferos que viven normalmente en latitudes más septentrionales del Ártico despertó la curiosidad de la población local.

Freya ha sido grabada durmiendo, puesto que es lo que hace alrededor de 20 horas al día, cazando un pato, atacando a un cisne y en las embarcaciones que se hunden bajo su peso.

Después de haber considerado la posibilidad de trasladarla o incluso de sacrificarla si representaba un peligro para la población, las autoridades noruegas decidieron dejar que la naturaleza siguiera su curso. Sin embargo, las autoridades insisten en la necesidad de mantener la distancia y desaconsejan enérgicamente ir a nadar o hacer kayak cerca de Freya, que no es necesariamente tan pacífica como se puede creer cuando descansa.