Los implicados en la red de prostitución de menores de Murcia se han librado de pisar la cárcel. Aun así alguno de los condenados aún puede acabar entre rejas. Pero las tres mujeres proxenetas que lideraban esta red son las que mayor condena tienen.
Las tres líderes de esta organización tendrían una condena de dos años por cada menor captado. Ellas eran las que iban a discotecas en horario infantil, a colegios o incluso llegaban a engañar a adolescentes que habían puesto un anuncio en internet para trabajar de limpiadoras o camareras. Les ofrecían, por ejemplo, masajes con final feliz. Cuando una menor advertía que tenía solo 15 años y que era virgen, les daba igual.
Las tres cabecillas tenían tres papeles perfectamente definidos. Yessenia vivía con su marido también imputado y su hijo en un piso, el cual utilizaban como prostíbulo. Otra de ellas, Ruth, era la que según relatos de la época, quedaba con las menores y las convencía diciéndoles que conocía a hombres con los que poder forrarse, llegaba incluso a engañar a hijas de amigas. Por su parte, Nelly tenía ya antecedentes por prostitución y a veces participaba en los servicios.
Las tres están consideradas como las líderes de esta red de prostitución de menores, aunque su modus operandi incluía también a los intermediarios: varios hombres encargados de transportar a las menores.
Ellas tenían un catálogo de fotos que mandaban por WhatsApp a los clientes. En esas 400 fotos, el "producto estrella" para esta organización -como así lo define la sentencia-, eran las 12 menores. El cliente elegía y un taxista pirata, un hombre con un coche particular, recogía a la menor cerca de su casa y la trasladaba a realizar el servicio a hoteles, a oficinas o a un piso de las proxenetas. Luego las dejaban otra vez en el punto de recogida Este jueves la Audiencia Provincial de Murcia acaba de citar a las víctimas, entonces niñas de 14 a 17 años.
Primera declaración ante el juez
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El contexto Decenas de menores han recibido palizas por parte de jóvenes violentos de su misma edad que les obligan a ponerse de rodillas y recibir todo tipo de humillaciones.