"El vino bueno en un cóctel es un placer. Cuanto mejor sea el vino, mejor será el cóctel", afirman, con contundencia, Miguel Ángel Domingo, presidente de la Asociación de sumilleres de Aranda y la Ribera y Arturo Hernández, miembro de la misma asociación. "Si queremos un cóctel suave, como la gente suele pedirlos en verano, el vino tiene que ser joven o crianza y afrutado", añaden.
Esto lo saben muy bien los barman y creadores de las sangrías más originales. Daniel Fernández, barman de NYX Hotel de Madrid, apuesta por los vinos de buena calidad para sus cócteles, porque "la gente es muy exigente y lo valora todo".
Por eso, su sangría de tinto con sirope de romero, tomillo y albahaca está elaborada con un buen vino de Mencía. Además, a su cóctel Sex on the NYX, con vodka avainillado, jengibre y oro flotante le pone la guinda un cava de calidad.
Para, por ejemplo, su sangría de vino blanco con licor de naranja, flor de sauco y sirope de canela, Miguel Peñalver, barman de Picos Pardos by Martini, usa un rioja con tres meses de crianza, que aporta acidez y frescor. Al original Spritz con menta le añade un cava joven, con una burbuja gruesa, para que los aceites esenciales de la menta se mezclen a la perfección.
Alberto Martínez, propietario de 1882 Dry Bar, al legendario cóctel Adonis le pone vino de jerez amontillado, de más de 30 años, aderezado con un vino East India cream y un vermut con base de Jerez. "Usar buenos vinos para un cóctel nunca es un sacrilegio, es muy necesario", asegura. Queda muy claro que lo del vino menos pensado, para el tinto de verano o la sangría, ha pasado a la historia y nos alegramos.