Calixto no puede aguantar las lágrimas. Pasó 33 años en la mina, ahí perdió a su hermano y a su cuñado y aún así dice que la mina es su vida, que la lleva en la sangre. “Si tuviéramos miedo no iríamos a trabajar al día siguiente”, asegura.

Su su hija es Paloma y sus hermanos también son mineros. “Mi hermano ayer tuvo la casualidad que le llamaron por teléfono cuando estaba con el grupo y se salvó”, asegura.

Todos dicen que el pueblo ha sido muy azotado por la desgracia. Juan Carlos, prejubilado en 2006, dice que han sido 25 años duros y les duele que todo venga entre recortes, prejubilaciones, que como dice Luis Miguel, 27 años bajo tierra, nunca nadie se acordara de ellos. Luis Ugido, 22 años en la mina, asegura que cada año que han vivido, les han recortado más.