Los vecinos de un municipio de Girona miran el calendario antes de sacar la basura. Dependiendo del día, toca un residuo u otro.

No dejan las basuras en un contenedor general sino en sus propios cubos, ante sus propias puertas. Cuando llegue la recogida comprobarán si han cribado su basura, y dependiendo de su compromiso o no con reciclar, el Ayuntamiento de Vilablareix les cobrará al año una tasa de basuras más o menos alta.

Así lo explica Inma Vilà, concejala de medio ambiente de la localidad: "El que más recicla y más está aportando al sistema, le baja la tasa a 80 euros, y al que menos, le sube a 270 euros".

Es lo que se llama tasa por generación: pagas más cuanto más sea el volumen de basura que no reciclas. Con ella, con este kit y con mucha información, este municipio de girona ha conseguido en dos años que el 95% de los vecinos se comprometa.

En Europa consideran este sistema el futuro, pero en España todavía está echando a andar y pocos son los pueblos que por ahora la aplican.

Zamudio, en Bizkaia, implantará un sistema similar en breve y cobrará un fijo, 26 euros por una bolsa a la semana de residuos no reciclables. Por cada bolsa más, dos euros.

Para expertos y grupos ecologistas es un cambio imprescindible y más que una cuestión de penalizar, lo ven como un modo de incentivar la toma de conciencia.