Uno de los médicos que atendió en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) a Arliene Ramos, presuntamente asesinada por Nacho Palma en marzo de 2019, ha afirmado que sacaron sangre a la víctima mientras permanecía en coma y la mandaron custodiar porque sospechaban de "algo violento y anormal".

Así se ha pronunciado este testigo en el juicio que se sigue contra el supuesto asesino de Arliene Ramos, Marta Calvo y Lady Marcela Vargas, y de intentarlo con otras ocho mujeres más en el periodo de 15 meses, desde verano de 2018 hasta el 7 de noviembre de 2019, fecha en la que falleció la última de las víctimas y cuyo cadáver no ha sido aún localizado.

Jorge Ignacio se enfrenta, tal y como reclama Fiscalía, a 130 años de cárcel por 11 delitos de abuso sexual -tres de ellos como medio necesario para un delito de homicidio y siete para un delito de lesiones-; y un delito contra la salud pública. Por su parte, los padres de Marta Calvo, quienes ejercen en el procedimiento como acusación particular, piden para el acusado la prisión permanente revisable. Las otras víctimas personadas en la causa también reclaman esta pena. La defensa reclama la absolución.

La sesión de este jueves se ha centrado en la primera supuesta victima mortal de Jorge Ignacio y ha comparecido una compañera suya de piso, que se ubicaba en la Gran Vía Marqués del Túria de València. Los hechos se remontan al 25 de marzo de 2019 y la testigo ha explicado que se encontró a la joven tirada en la cama, convulsionando y sin poder hablar.

Sufrió una crisis epiléptica

Tras ello, ha sido el turno de los médicos que atendieron a la chica. Ha explicado que la víctima había sufrido una crisis epiléptica y ha concretado que la misma se debía a unas convulsiones que no tienen por qué deberse a que la chica sufriera epilepsia. "Se pueden dar convulsiones y se describen como crisis epiléptica pero no porque tenga epilepsia", ha narrado.

Ha indicado que se desconocían antecedentes patológicos de la víctima y que en este caso en concreto decidieron guardar unas analíticas de sangre de la paciente por si las reclamaba el juzgado por dos motivos: porque la chica estaba en coma profundo y no era capaz de contar qué había pasado; y porque sospechaban que había algo "violento o anormal" en la situación.

Así, se tomaron muestras de sangre a la víctima y se custodiaron en el laboratorio. Esto fue a las pocas horas de que ocurrieran los hechos. El facultativo ha señalado que la víctima donó sus órganos para salvar otras vidas al fallecer tras permanecer unos 10 días en coma.

Por su parte, la doctora que atendió en Urgencias a Arliene ha manifestado que cuando la víctima llegó al centro sanitario estaba sedada e intubada. Previamente le habían atendido miembros del SAMU por crisis epilépticas continuas y por una parada cardiorespiratoria.

Los facultativos consiguieron estabilizarla y la médica ha destacado que sin una atención tan rápida la mujer hubiera fallecido. Tras ello, la trasladaron al hospital en estado de coma y, después de sufrir otra parada cardiaca, la remitieron a la UCI. Allí le practicaron un análisis de orina que arrojó un resultado positivo en cocaína.

Por su parte, en el juicio también han declarado agentes de Policía Local que acudieron al domicilio en el que tuvieron lugar los hechos y han descrito que cuando llegaron se encontraron en el portal del edificio a una joven semidesnuda convulsionando y a otra mujer atendiéndola.

Los servicios sanitarios se ocuparon de la víctima y los agentes subieron a inspeccionar la vivienda. Las compañeras de la joven les comentaron que eran prostitutas y que trabajaban en ese piso. También les indicaron que había estado esa noche un hombre con la víctima, de origen colombiano y con gafas, y que se había ido rápidamente de allí sin cerrar la puerta. Luego se encontraron a la joven tendida en la cama. En la inspección ocular de la habitación vieron una copa y polvo blanco en la mesita que parecía cocaína o algún derivado.