El matrimonio igualitario cumple 18 años. La ley impulsada por el Gobierno de Zapatero llega así a la mayoría de edad, una norma que situó a España a la cabeza en derechos y convirtió a nuestro país en uno de los primeros del mundo en legalizarlo. Al año siguiente, el PP lo recurrió ante el Constitucional, pero eso no impidió que solo el primer año se celebraran 900 bodas entre personas del mismo sexo.

Pudieron formalizar su amor parejas como María José y Cata, dos vecinas que se enamoraron entre favores, según relata hoy su hija Meskerem. "Viviendo una enfrente de la otra, en vez de juntarse, se escribían notitas de amor", cuenta. Sus madres quisieron casarse en 2005, pero si lo hacían les denegaban la adopción, por lo que "celebraron una especie de boda donde se prometieron amor eterno".

El enlace legal llegaría dos años después, un logro para ellas, cuando por fin "se pudieron casar, decir libremente en un Ayuntamiento 'te amo'". Un mero trámite a los ojos de una niña, como era entonces Meskerem, que lo recuerda así: "Para mí era como si hubiera sido legal toda la vida".

La de sus madres fue la primera boda homosexual en un pequeño pueblo de La Vera. "Una abuela recuerdo que decía: '¿Y dónde está el novio? ¿Cómo puede ser que la novia llegue antes que el novio?'", rememora Meskerem, que ahora, ya adulta, lucha por defender los derechos de su familia.

"Muchas veces siento que atacan a mi familia, a quién soy", denuncia la joven, que sostiene que debe a sus progenitoras una forma de ser: "No solo soy Meskerem, soy Meskerem una persona de mentalidad abierta, que mis amigos pueden decir libremente quién son", afirma.

Anna y Pilar, por su parte, se casaron en 2005 bajo la atenta mirada de su hija Bruna, que recuerda que "llevaban mucho tiempo queriéndose casar". "Fue muy importante como familia poder mostrar el amor que tenían", incide.

A partir de ese día, a ella se la reconoció legalmente como hija de dos madres, un derecho que ahora, 18 años después, peligra en países como Italia, donde la Fiscalía de la ciudad de Padua ha impugnado el registro de hijos de parejas de mujeres para evitar que puedan tener dos madres.

"Una aberración", denuncia Bruna, que reivindica así los derechos de su familia: "Yo tengo dos madres en todos lados y considero que los libros de familia y los certificados de nacimiento sean homologables en todos los Estados de la UE".