Según pudo saber 'The Telegraph', el cazador es el profesional Richard Cooke, director de RC Safaris, que entregó el collar electrónico que identificaba a Xanda a los investigadores.
Andrew Loveridge, del Departamento de Zoología de la Universidad de Oxford, asegura que se monitoreaba al animal todos los días. Lamenta su muerte y explica que pasaron "fuera del parque los últimos seis meses".
El precio de estas prácticas de caza están alrededor de los 45.000 euros, el mismo precio que se pagó para matar a Cecil. Ese dinero no solo está destinado a la caza, sino también a llevarse el 'mérito' de haber matado a uno de los felinos más conocidos de África y llevarse su cabeza.
Según justifica Loveridge, el cazador se comportó de forma ética porque "devolvió el collar y comunicó lo que ocurrió". "Su caza era legal y Xanda tenía más de seis años, por lo que está dentro de los límites estipulados", aseguró.
Cecil murió el 1 de julio de 2015 a manos de Walter Palmerr, cazador aficionado. El león era conocido por ser uno de los símbolos del país y de la defensa de los animales. Los grupos de conservadores de animales de Zimbabue reaccionaron de manera violenta debido al cariño que se le tenía al animal. Ni siquiera murió directamente después del disparo, sino que lo hizo al día siguiente.
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