"Maricones no". Era lo que se leía en la fachada del bar Arny en 1996, el año en el que estalló el escándalo. La Policía desmantelaba una red de prostitución de menores que operaba en varios bares de la ciudad y la homofobia se apoderaba de las calles de Sevilla y de todo el país. Frases como "que se mueran" o "yo los quemaba a todos" eran habituales.
El caso saltaba a todos los medios cuando, tras levantarse el secreto de sumario, se confirmaba que la jueza instructora había tomado declaración a varios famosos como Jesús Vázquez, Jorge Cadaval y Javier Gurruchaga. Fueron más de dos años de terror, hasta que 26 meses despues se conocía la sentencia. En ella quedaban absueltos los citados famosos. Habían sido implicados solo por ser homosexuales.
Pero el daño estaba hecho. El propio Jesús Vázquez relataba todo el episodio mediático como una auténtica pesadilla que le había provocado un daño moral irreparable. Hubo muy poca prudencia y muchas de las personas fueron señaladas en un juicio público y mediático como pocos se recuerdan.
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Ahora, 25 años después, un relato nos lleva a las entrañas del caso en Sonora.
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