María Salmerón, que entró en prisión condenada a nueve meses por impedir las visitas del padre maltratador a su hija, ha conseguido la libertad condicional. Ya no tiene que dormir en la cárcel ni tampoco lleva la pulsera de control después de 22 días en prisión y seis meses en tercer grado.

Ahora que por fin es libre asegura que no se arrepiente de haber protegido a su hija: "Cumplir una condena por proteger a mi hija no es delito y peor condena es tener la etiqueta de un maltratador para toda la vida".