Su foto, con su sonrisa eterna, presidía el Teatro Municipal de Marbella y dentro, antes de empezar era imposible contener las lágrimas. Con imágenes de toda su vida, la que ha acabado con sólo 20 años, le han rendido homenaje y se hacía muy difícil seguir.

Ha habido una ovación cerrada para él, con su gesto que todos conocemos ya, el "siempre fuerte", con todos los asistentes en pie para rendirle tributo. Después ha sido el turno de la medalla de la ciudad para Pablo, un enamorado de Marbella, como le ha descrito su hermana: "Hay muchas personas que hablan con los ojos pero mi hermano hablaba con la sonrisa".

Por supuesto queda su legado: "Mi hermano ha dejado un legado y es que la donación de médula es muy importante". Por eso, porque ese legado, ese llamamiento a donar médula para salvar vidas, se va a recordar siempre, más de 140,000 personas ya han firmado para pedir al Ayuntamiento que de el nombre de Pablo Ráez a una de sus calles, porque es un acto de justicia.