El mar Mediterráneo está más caliente que nunca. Su temperatura ha subido seis grados y este julio ha llegado a los 30, la misma temperatura del Caribe. Estos aumentos afectan a sus animales y plantas marinas. "El impacto es tremendo, tanto para animales y plantas marinas, que dependen muchísimo de medio grado de temperatura", asegura Pilar Marcos, bióloga marina de Greenpeace España.

Estos cambios tan rápidos y drásticos tienen consecuencias actuales. Pero también tendrán consecuencias en un futuro, algo que ni siquiera la ciencia es incapaz de estimar, señala la bióloga.

La posidonia, pulmón del Mediterráneo, es una de las afectadas por el cambio climático porque es incapaz de soportar un aumento de seis grados. "Estamos viendo una mortalidad masiva y asociada, ya no solo a la actividad urbana, sino a la derivada del cambio climático", explica la experta.

Esto podría afectar al paisaje, como por ejemplo al color verde turquesa del mar de Formentera. Sus aguas son así de cristalinas gracias a la posidonia.

Pero hay más consecuencias: la entrada de nuevas especies a nuestras aguas, como las medias. "La entrada de medusas de otras latitudes, tropicales, son mucho más urticantes, viven en mares más agresivos...", explica.

También corre peligro el plancton, el motor alimenticio de cualquier mar. "Un drama para la biología del mediterráneo: si desaparece el motor alimenticio, toda la cadena trófica que va detrás también, es una retroalimentación, un círculo vicioso", indica Pilar Marcos.

Al mismo tiempo, aumenta la posibilidad de lluvias torrenciales. "Si el Mediterráneo está más caliente tenemos, por así decirlo, más gasolina. Si termina el verano y empieza el otoño con tiempo anticiclónico no ocurrirá nada. El problema es si llegan esas borrascas y esas danas que sí que son típicas de esa época del año", añade Francisco Cacho, meteorólogo laSexta. Una consecuencia más de la tropicalización del Mediterráneo.