Ellos, 'Los Charlines', fueron de los primeros en adaptarse a las nuevas exigencias del narcotráfico: no tardaron en reconocer que había que cambiar el contrabando de tabaco por la entrada de drogas en las costas gallegas.

A finales de los años 80, el clan encabezado por Manuel Charlín ya había montado todo un entramado financiero alrededor del narcotráfico: a sus mansiones y coches de lujo sumaban la compra de boletos de lotería premiados para blanquear las ingentes cantidades de dinero que conseguían gracias al narcotráfico.

Sus acciones les pusieron pronto en el objetivo del juez Baltasar Garzón, que se volcó en la lucha contra el narcotráfico. La operación Nécora pondría al líder de 'Los Charlines' al frente de la Justicia ya en 1993.

Tenía 61 años y Manuel Charlín Gama aseguraba entonces que carecía de buena memoria. Por no saber, ni siquiera recordaba el paradero de tres de sus hijos en busca y captura. Y su defensa se centraba únicamente en alegar que su éxito económico se derivaba del marisco.

Tampoco le salió mal la defensa en aquel juicio de 1993. En ningún momento se pudo demostrar que los cargamentos de latas de atún que Manuel Charlín pedía de vez en cuando por teléfono -unos teléfonos pinchados- eran, en realidad, partidas de cocaína. Él siempre insistió en que nunca se había dedicado al tráfico de drogas y ni siquiera sabía de qué color era la cocaína. La sala fue incapaz de demostrar lo contrario.

Así logró esquivar la prisión durante varios años. Hasta tres veces fue detenido y otras tantas quedó en libertad siguiendo la misma técnica que seguía cualquier miembro de su clan. También sus hijos, nueras y hasta su mujer desfilaron por las cercanías de la Audiencia Nacional y así, a finales de los años 90, ya habían desfilado hasta 15 'charlines' por el banquillo. Y otros tantos permanecían en busca y captura.

En el caso de Manuel Charlín Gama, patriarca del clan, no fue hasta el cuarto intento cuando cayó. En 1999 le condenaron a 20 años de prisión por un cargamento que le habían incautado 10 años atrás; en total, 600 kilos de cocaína que 'Los Charlines' introdujeron en Galicia en 1989 procedentes de Colombia.

Manuel Charlín cumplió 11 años entre rejas. Cuando salió, en 2010, tenía 78 años y más de un centenar de propiedades embargadas. Pese a esos embargos, el patriarca decía que no tenía de qué arrepentirse, que se lo habían quitado "todo menos el aire".

Desde entonces siempre se definió como un pensionista más del Estado. Pero el patriarca de 'Los Charlines' siguió y sigue considerado por muchos como el auténtico capo del narcotráfico en las costas gallegas, el jefe de un clan que siempre acaba tropezando con la Justicia. El último tropiezo: su detención junto a la de su hijo Melchor en agosto de 2018 como parte de una operación contra el narcotráfico en Galicia.