El sorteo Extraordinario de Navidad, actualmente también conocido como Sorteo o Lotería de Navidad, ya se había expandido por todo el territorio nacional cuando llegó a Madrid en 1814 con la intención de quedarse. Es uno de los sorteos más populares que tiene lugar en nuestro país.

Antiguamente, se celebraba en el salón de Loterías y Apuestas del Estado pero desde 2010, debido a la enorme afluencia de público y la audiencia que genera en televisión, el sorteo se ha trasladado a lugares de la capital española que permiten un aforo mucho mayor, como el Palacio de Congresos o el Teatro Real.

El Sorteo Extraordinario de Navidad ha sobrevivido durante más de 200 años a crisis económicas y políticas. Los españoles no pierden la esperanza de ver cómo su décimo de Lotería resulta agraciado con el premio Gordo del sorteo.

Este sorteo forma parte del bloque de Lotería Nacional y desde que las distintas administraciones reciben los números a principios de julio ya está permitida su venta, siendo el sorteo con el periodo de ventas más largo.

¿Cómo es el sorteo de Lotería de Navidad?

El apostante juega la décima parte del importe del billete, de ahí que los boletos reciban el nombre de “décimos”. En este sorteo el 70% del dinero recaudado por la emisión de números que participan va destinado a los premios y el 30% restante se destina al pago de las comisiones de los puntos de venta, a los gastos de administración y al Tesoro Público.

Las bolas que se utilizan el día del Sorteo de Navidad son revisadas el día antes de forma pública. Son contadas y examinadas, de esta forma se evitan las polémicas con respecto al juego limpio en el sorteo. Una vez finalizado este recuento el 21 de diciembre, el salón queda totalmente cerrado y precintado. Vuelve a abrir sus puertas a las 8:00 del día 22 de diciembre y a su interior puede acceder cualquier espectador que lo desee hasta completar aforo.

A continuación se constituye la junta que preside el sorteo y que autoriza su comienzo, se muestran las bolas al público, se introducen en los bombos y empieza a girar la suerte.

La parte que se televisa y que congrega a la audiencia frente a sus televisores comienza a partir de este momento, exactamente a las 9:15, cuando los niños del Colegio de San Ildefonso y su característica forma de cantar el sorteo captan la atención de todo el país.

Los niños de de San Ildefonso y Doña Manolita

A día de hoy es imposible pensar en la Lotería de Navidad y no asociarlo a los niños del Colegio de San Ildefonso. Más de 40 niños de entre ocho y 14 años pasan toda la mañana del 22 de diciembre repartiendo premios y poniendo voz a cada uno de los números afortunados.

Llevan a cabo un trabajo que implica mucho ensayo y preparación durante los meses previos para que todo salga perfecto en un riguroso directo. Se trata de niños elegidos teniendo en cuenta su timbre de voz, pronunciación y lectura, así como su forma de manejar las bolas y la soltura ante las cámaras.

En el transcurso del sorteo, un niño del Colegio de San Ildefonso extrae una bola del bombo de los números y otro niño extrae otra bola del bombo de los premios, siendo cantadas por otros dos niños, que insertan las bolas en los alambres dispuestos al efecto. Los bombos sólo vuelven a girar cuando se ha completado un alambre.

Estos alambres se reúnen en una "tabla" que contiene 200 bolas de cada clase, siendo cerradas debidamente delante de la mesa de la junta con la conformidad del presidente y del interventor. Al llenarse la tabla, los cuatro niños que han participado son reemplazados por otros cuatro, y se repite el proceso.

Otro concepto -más bien un lugar- que se nos viene rápidamente a la cabeza cuando hablamos del Sorteo de Navidad es Doña Manolita, esa administración de lotería ubicada en la Calle del Carme en pleno centro de Madrid y que a medida que se va acercando el 22 de diciembre ve incrementar las colas de gente a la caza del décimo ganador. Su fama se debe a la gran cantidad de premios que ha repartido desde que se fundó como negocio en 1904.