Las llamas rodearon varias urbanizaciones como las de Montepino y Montesol y algunos las vieron tan encima de sus tejados que tuvieron que dejar atrás sus hogares, que más tarde acaban convertidos en hornos. "He sentido angustias y ganas de llorar", nos cuenta una vecina.

En Pinet, a los vecinos desalojados los veíamos corriendo por las calles con mascarillas debido al humo. Todos ellos fueron atendidos en centros habilitados por Cruz Roja en los que se ha intentado que "estén cómodos y que puedan descansar", como explica Pep Estronell, alcalde de Llutxent.

Las vacaciones de Emily y su familia, de nacionalidad francesa, se han interrumpido. Llevaban desde el sábado en Montepino y la noche la han tenido que pasar en un hotel de Gandía cuando les dijeron que tenían que salir de donde estaban. "Vimos las llamas y entonces comenzó el miedo", cuenta Emily.

Y no son los únicos, porque el Ayuntamiento ha pedido a varios establecimientos habitaciones para los afectados. La preocupación llega hasta los turistas que están en Gandía, que al caer el sol vieron cómo el fuego se aproximaba hasta la ciudad.

Muchos grababan desde sus ventanas el humo y hasta había quien se subía a la azotea de su hotel para ver la evolución del incendio. "Nos estaban llegando las cenizas a los hoteles", relata uno de los afectados.

Muchas casas que refugio de verano ya han amanecido entre cenizas dejando una sensación de tristeza y preocupación entre sus propietarios. La imagen gris y desoladora aún les acompaña mientras se dirigen a comprobar lo que les queda.