Hace tres años Alberto sufrió una de las peores experiencias de su vida: una brutal agresión de un interno. "Me tiró al suelo, me pateó la cabeza, consiguió romper una ventana con la cabeza, cogió un cristal e intentó clavármelo en el cuello", cuenta Alberto.
El año pasado se produjeron 360 agresiones de reclusos a funcionarios de prisiones, casi una agresión al día, Javier es otra víctima. "En el cierre de celdas, se quedó fuera, yo le reprendí que se hubiera quedado fuera y sin mediar palabra me dio un cabezazo", dice Javier.
En los últimos años han aumentado las agresiones, a pesar de disminuir el número de presos, una contradicción que los funcionarios achacan al recorte de plantilla. "3.500 plazas sin cubrir, 50 departamentos en toda España que no se han abierto por falta de personal", afirma José Luis Pascual, presidente del sindicato de prisiones ACAIP. "Somos los olvidados del Ministerio de Interior", señala Alberto.
Según la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, el sindicato quiere deslegitimar el sistema penitenciario. Explican que el trato que los funcionarios reciben de los presos se mantiene en unos parámetros de seguridad adecuada. Pero de las 314 agresiones en 2013, con casi 57.000 reclusos, se ha pasado a 360, con unos 51.000 internos.
"Esa masificación en los centros y esa falta de personal es el cóctel perfecto para que las agresiones se produzcan", dice José Luis Pascual. Critican que no tienen las herramientas ni los medios para enfrentar lo que para ellos son problemas cotidianos.