Situación límite en los servicios sociales, claves en la lucha contra la pobreza originada por la COVID-19. En Madrid ya se han cerrado Redes de Ayuda Vecinal y ahora las redes de reparto de comida piden ayuda al Ayuntamiento de Madrid para que tome el relevo.

“Pensamos que la ayuda vecinal era algo coyuntural y que luego las autoridades se harían cargo”, cuenta Eva Fuentes, del la Red de Apoyo 'Malasaña Acompaña'. Piden una reacción de las autoridades porque aseguran que los teléfonos de las despensas vecinales no han dejado de sonar ni durante el confinamiento... ni ahora.

De los 133.000 residentes que reciben alimentos en Madrid, 88.000 lo hacen a través de los servicios sociales y 50.000 a través de los vecinos. El tiempo ha pasado y, como confiesa Jordi Gordon, también de 'Malasaña Acompaña', la situación es insostenible.

Son historias como la de Rafael. Se quedó sin trabajo por la pandemia y no dudó en pedir ayuda. “He trabajado toda la vida y es realmente vergonzante recurrir a esto”, nos confiesa. Ha hecho cola en las despensas improvisadas por los vecinos para recoger, una, dos y hasta tres bolsas de alimentos por semana.

Su casero le perdonó el alquiler, llegó a un acuerdo sin el que, ahora mismo, “estaría en la calle y sin comida”. “Señores del Gobierno municipal, por favor, háganse cargo”, pide Gordon ante las cámaras de laSexta. Las autoridades han aprobado esta semana un incremento de 265 funcionarios para reforzar los servicios sociales.

Las colas del hambre no se irán, pero sí los comedores improvisados por vecinos porque se encuentran ya al límite de sus recursos. Y por eso exigen una solución urgente.