Un desastre que asfixia al río. "El primer impacto que ha tenido ha sido una mortandad importante de peces", ha señalado Alfonso Soria, de la Asociación Cabrera Natural.

En La Cabrera los vecinos siguen contabilizando las perdidas: las de la riada y las del incendio. "Este riachuelo esta todo contaminado de cenizas, normalmente tiene un agua clara y transparente. Suele haber ranas y ahora no se ve saltar ni una, se habrán muerto", ha señalado Inocencio García, presidente dela Junta vecinal de Iruela.

Por otro lado, en Encinedo las cenizas contaminaron los depósitos de agua. "Lo lleno todo de ceniza, se atascó la tubería, no llegaba agua al depósito", ha señalado un vecino de la localidad. Ahora siguen abasteciéndose con garrafas.

Esto ríos teñidos de negro también se han podido ver en el Jerte. Los restos son de dos incendios, el más reciente es de abril. Ahora las cenizas ya se han sedimentado. "Tierra vegetal mezclada con cenizas y restos de vegetación quemada", ha señalado un vecino.

En el fondo de las piscinas naturales, solo hay fango. Y el lecho de los ríos se ha convertido en una playa de chapapote. "Hasta que vuelva haber vegetación pasaran muchísimos años", ha señalado Paco Castañares, presidente de la Asociación Extremeña de Empresas Forestales y Medio Ambiente. Ahora queda cuantificar los daños. Y con paciencia y rastrillo, limpiar los sedimentos para que vuelva a anidar la vida.