Los ríos españoles quieren recuperar su aspecto original. Tras décadas en las que han sido encajonados y emparedados, la renaturalización de sus cauces se ve como una necesidad. La renaturalización más que inventar algo es ayudar a la naturaleza a que recolonice un poco lo que es suyo.

'El Arlanzón' a su paso por la ciudad de Burgos fue uno de los primeros que acometió las obras para recuperar una imagen más habitual en la ribera de un río. Madrid tomó ejemplo de la capital burgalesa y ha querido mejorar el aspecto de su Manzanares, cambiando el hormigón por plantas y el aspecto de estanque por un cauce fluido.

Una iniciativa que no convenció a todos cuando se propuso en 2016."¿Usted cree que ahora quieren convertir el río en una charca inmunda llena de ratas y mosquitos?", preguntaba Esperanza Aguirre.

Pese a algunos sectores críticos, grupos ecologistas destacan la regeneración que ha vivido el río a su paso por la ciudad. "Una de las cosas que vemos es que hay mucha gente mirando al río porque ahora hay cosas que ver: que si una pata con patos, que si una garza, que si el agua corriendo. Cosa que antes nadie miraba porque era una lámina de agua oscura e inherte", dice un ecologista.

Otros del puntos del país, como Granada o Melilla, podrían seguir los mismos pasos y devolver las aguas a su forma natural.