Después de un año de pandemia, en el que han dado ejemplo de comportamiento, los niños merecen un homenaje. El confinamiento por la pandemia del coronavirus era difícil de entender y la frustración a veces podía con todos, pero, durante tres meses, aunque haya sido muy duro, los más pequeños han aguantado como nadie en casa.

Han regalado dibujos para ver de ventana a ventana y con sus mejores deseos están consiguiendo que esto pase poco a poco. También fueron los más valientes cuando sólo ellos podían salir. Las calles que antes estaban tan vacías volvían a tener su alegría e ilusión.

Incluso, ya se hacía tan pesado que algunos hasta pedían a gritos volver al colegio. Y es que la vuelta al cole fue como nunca se ha vivido. Ahora, además de los libros, tienen que estar pendiente del gel, de no olvidar la mascarilla y de tomarse siempre la temperatura. Es más, en el recreo los más pequeños deben estar más lejos que nunca de sus compañeros. Algo muy difícil por las ganas que tenían de ver a sus amigos, pero que siempre han entendido tan bien, incluso más que algunos adultos, que no les ha costado ponerlo en práctica.

Lo han hecho de una forma muy agradecida, agradeciendo a los Policías y sanitarios su labor, pero el Día de Reyes es un homenaje a los niños y niñas, esos pequeños que han sabido comportarse en la pandemia mejor que nadie.