Con Papá Noel de vuelta en Laponia ya no hay vuelta atrás, y para remendar sus pequeños fallos ha tocado acudir a los comercios para afrontar el día de cambios y devoluciones por excelencia.

Descambiar los regalos supone aguantar largas colas, custodiar el ticket regalo como si de un décimo premiado se tratara y dar con el regalo acertado.

Para algunos, a Papá Noel le ha fallado la vista y para otros el error ha sido más bien de gusto, pero el resultado es el mismo: los consumidores deben fijarse y cumplir siempre las políticas de cambios y devoluciones de cada comercio.

Y si los regalos han llegado a través de la red, la cosa se complica. Desde Facua apuntan a que el empresario nos tiene que devolver todo lo que ya hemos abonado, tanto gastos de envío como de compra, y después el consumidor tiene que hacerse cargo de los gastos de devolución. Eso sí, después del cambio, todos a disfrutar de los regalos.