La pequeña Tinslee Lewis tiene sólo 11 meses y en su corto tiempo de vida no ha visto más que las cuatro paredes de la habitación del hospital de Texas en el que se encuentra conectada a una máquina de respiración asistida.

Sufre una grave enfermedad cardíaca conocida como la anomalía de Ebstein, un defecto del corazón que impide a la sangre circular con normalidad por el organismo.

"Le duele y está sufriendo por las cosas que estamos haciendo para mantenerla viva y cuidarla, sufre hasta por las cosas más sencillas", ha asegurado Wini King, portavoz del centro médico Cook Children.

El comité de Ética del hospital concluyó en octubre que no había nada más que se pudiera hacer por ella y pidieron apagar la máquina que le mantiene con vida. Sin embargo, su familia se niega.

"Ha conseguido llegar hasta aquí, sé que va a seguir luchando por su vida", ha afirmado Trinity Lewis, madre de Tinslee Lewis.

Una juez ha decretado aumentar el plazo de vida de la pequeña hasta el 2 de enero con la esperanza de que en ese tiempo su familia encuentre un hospital que pueda hacerse cargo de ella.

"No creo que esté en su derecho quitar la vida de alguien sólo porque quieren dejar de dar un tratamiento", ha añadido la madre.

En Texas está vigente la llamada 'regla de los diez días' para estos casos de desacuerdo entre los doctores y los familiares de un paciente con un tratamiento de soporte vital. La ley asegura que si el comité Ético del hospital da la razón a los doctores, el tratamiento puede retirarse a los diez días, si no se encuentra otra solución para el paciente.