El 26 de julio de 2017 la cámara nocturna de las vías de la estación malagueña de Pizarra, graba a Lucía Vivar, de tres años, mientras sus padres y el resto de la familia estaban en el bar de la estación celebrando el cumpleaños de su abuela, pero en cuestión de minutos la niña desaparece en la oscuridad.

Aunque su padre y otras personas tardaron poco en reaccionar como muestra el vídeo, no lograron encontrar a la pequeña hasta la mañana siguiente. El cuerpo de la menor estaba a más cuatro kilómetros del bar. "En nuestro caso existen muchas mas preguntas que respuestas por desgracia", afirman los padres, que resaltan que es "imposible" que su padre no la alcanza cuando su hija calzaba una talla 23 de pie.

La Guardia Civil determinó que su cuerpo fue arrollado por el tren y la jueza, once meses después, cerró el caso. Según el auto, Lucía se quedó dormida en ese punto de las vías y el tren la golpeó al pasar, pero la familia y los vecinos creen que es imposible porque la niña recorrió esa distancia sola, sin luz y con un calzado no apto para este tipo de terreno.

Además, pruebas encontradas después determinan, según los padres, lo que pudo pasar. Por ejemplo, el hallazgo de una botella de cloroformo, los golpes que le causaron la muerte o la hora de la defunción, una hora antes según la autopsia de que pasara el primer tren. Pero aunque los familiares pidieron la reapertura del caso, éste, de nuevo, se archivó.

Los padres ya llevan más de 127.000 y están gastando su último cartucho: han encargado una investigación paralela para revisar el caso y determinar qué fue lo que pasó aquella noche de hace tres años.