Dos niñas de 8 y 10 años intentaron salvar, desesperadamente, a su madre. Minutos antes su padrele había asestado seis puñaladasen un piso del distrito madrileño de Ciudad Lineal.
Las dos pidieron auxilio a gritos y una de ellas llamó a la 112. A pesar de que las autoridades realizaron durante 15 minutos las maniobras de reanimación, no pudieron hacer nada por salvar a la víctima. "La niña gritaba 'salven a mi madre', 'salven a mi madre'", ha explicado una de las testigos.
Además, Javier Chivite, portavoz de Emergencias de la Comunidad de Madrid, ha explicado que "la llamada fue realizada por la menor de 8 años, que dio todos los datos necesarios para que se activaran los recursos de emergencia".
La mujer, de 31 años, se había separado de su presunto agresor, le había denunciado por malos tratos ypesaba sobre él una orden de alejamiento. Pero nada de esto fue suficiente.
Este es el segundo crimen machista en menos 40 horas con los propios hijos como testigos, como sucedió en Valga, Pontevedra. Aquí, un hombre mató a tiros a su exmujer y a la hermana y a la madre de esta. En este caso, uno de los menores explicó que "llegó papá con una pistola y mató a mamá", según ha señalado un testigo.
Esta es la peor escena posible. Los menores pierden a su mayor referente a manos de su padre, por lo que pueden quedar traumatizados de por vida. "En función de cómo se encuentren emocionalmente, aconsejaríamos qué hay que hacer según la persona y el caso", ha explicado Daniel Fernández, psicológo de Emergencias de la Cruz Roja en Galicia.
Precisamente, este miércoles se le ha comunicado oficialmente al acusado del triple crimen de Valga que se le retira la patria potestad.
*El 016 es el teléfono de atención a las víctimas de violencia machista. Está disponible 24 horas al día los 365 días al año. La llamada es gratuita y no deja huella en la factura, aunque hay que eliminarlo de las últimas llamadas.
Primera declaración ante el juez
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El contexto Decenas de menores han recibido palizas por parte de jóvenes violentos de su misma edad que les obligan a ponerse de rodillas y recibir todo tipo de humillaciones.