Es el de un joven que ha luchado por la custodia de su sobrina después de que su madre fuera asesinada por su pareja. El hermano de la víctima ha contado que tardaron hasta tres meses en ver a la niña desde que muriera la madre y ha relatado todos los escollos que tuvieron que superar para protegerla y para mantenerla alejada de su progenitor.

También ha explicado que se veían con la menor en los puntos de encuentro tutelados por la administración y que la experiencia resultaba muchos días extremecedora: "Nuestra vivencia en el punto de encuentro no era nada agradable. El rechazo era manifestado era exteriorizado semana tras semana en forma de vómito, pero allí nadie se preocupaba"