Después de un fuego, en muchos casos no se actúa y el suelo se pierde por culpa de la erosión, haciendo que el terreno desértico y sin vegetación, avance.

Un nuevo proyecto internacional pretende solucionar este problema desde el aire. Su idea es utilizar drones para plantar hasta mil millones de árboles al año y combatir la deforestación. "Al plantar a esta escala podemos efectuar cambios a nivel global", explica Lauren Flechter, ingeniero de BioCarbon.

El dron se carga con semillas germinadas que se disparan al suelo con aire comprimido desde una altura de 2metros. Las semillas están dentro de una cápsula nutritiva que además de protegerlas en la caída, alimentarán al futuro árbol. Con este método se podrían plantar hasta 10 semillas por minuto.

Los drones plantarán árboles autóctonos y los que mejor se adapten a cada región. Además de rápido, tiene un coste de solo el 15% de lo que cuesta la reforestación a mano.

Otro uso para los suelos quemados por los incendios es convertirlos en cementerios. Es la propuesta de la asociación nacional de bomberos forestales. Con la ley de montes aprobada por el partido popular, se abre la puerta a que un bosque quemado se pueda recalificar por motivos de interés general.

"Interés general puede ser un pantano, una carretera… O puede ser un campo de golf o una urbanización", explica Íñigo Hernández, portavoz de la Asociación Natural de Bomberos Forestales.

Por eso, los bomberos forestales proponen que los Ayuntamientos declaren los terrenos que han ardido, como cementerios. "Un cementerio, por ley, no se puede construir, con lo cual es la única herramienta legal real para evitar que se especule".

Tanto la zona declarada cementerio, como los 500 metros a la redonda, estarían protegidos. Así, el verdadero cementerio en el que se convierte un bosque tras un incendio serviría por lo menos, para que nadie se aproveche de esta tragedia medioambiental