Los hosteleros catalanes han hecho balance de las pérdidas tras los destrozos sufridos durante las tormentas de los últimos días, que han llegado en una de las semanas de máxima ocupación turística. Ahora, todos los esfuerzos los están destinando a volver a estar operativos cuanto antes.

Los dueños de un chiringuito han visto cómo donde antes había turistas tomando el sol ahora hay hamacas rotas apiladas. Su local ha quedado completamente devastado. "Todo lo que son las estructuras han quedado totalmente destrozadas. Yo en diez años nunca había visto una cosa igual", ha declarado una de las propietarias.

Han estado trabajando sin descanso durante 24 horas para que su chiringuito pudiera estar abierto lo antes posible. Poco a poco han logrado arreglar los toldos que arrancó el vendaval y han recuperado algunas colchonetas que estaban a la deriva mar adentro.

La playa se encuentra ahora convertida en un vertedero. Tanto es así, que han izado la bandera roja porque el baño no es seguro, En el agua hay trozos de techo, todo tipo de basura e, incluso, animales muertos que ha llegado hasta ahí arrastrados por la riada.

José, dueño de un bar situado en el paseo marítimo, ha encontrado su terraza aplastada por una enorme palmera. Con trabajo ha conseguido abrir su negocio, pero todavía hay arena en los lavabos y algunas de las puertas no puede abrirse.

Estas tormentas han llegado en una de las semanas más importantes para el turismo catalán.