Casi 24 horas después de localizarlo, se producía el levantamiento del cadáver que podría ser de Mònica Borràs. El detenido, su expareja, ha confesado haberla matado cuando, tras horas de registro, el georradar localizó un cuerpo enterrado bajo la vivienda. La que compartía con la mujer desaparecida hace 10 meses.

Un día después, el detenido volvía a la casa junto a los Mossos, la científica y dos forenses expertos en el tratamiento de huesos. Su relato era necesario para desenterrar el cuerpo contaminándolo lo menos posible. Estaba en el taller de la vivienda bajo una gruesa capa de yeso y cubierto con muebles y cajas encima.

El detenido ha estado 40 minutos en la casa, después se lo han llevado y ha vuelto horas más tarde. A las puertas de la vivienda, el periodista que le entrevistó tras la desaparición de su expareja, Josep Guijarro, dice que en aquel le momento le pidió ver la casa y que "él miraba todo el tiempo hacia el patio, como si hubiese alguien".

Fue la propia expareja quien denunció la desaparición de Mònica. Dijo que se fue tras una discusión, que lo hacía habitualmente. Desde el pasado agosto, los Mossos han estado investigándolo pero no fue hasta este miércoles cuando consiguieron la autorización judicial para detenerlo.

Tenían suficientes indicios para creer que la mujer nunca salió de la casa. Ahora será la autopsia la que determine si el cadáver es de Mònica Borràs.