Los refugiados y desplazados son los más vulnerables y no les estamos ayudando porque los fondos públicos destinados a la ayuda humanitaria y al desarrollo han caído un 90% en España desde el año 2009.

Francisco Rey, codirector del Instituto sobre Conflictos y Ayuda Humanitaria, indica que esto se traduce "en que muchos proyectos no se pueden financiar y que la presencia española en zonas de catástrofe o de conflicto se ha reducido mucho porque no hay fondos".

La inestabilidad política no ha ayudado: los Presupuestos vigentes son del año 2018 y la financiación dedicada a esta materia, en esas cuentas, está en mínimos históricos. "Fue de unos 50,7 millones de euros. El presupuesto de Médicos Sin Fronteras triplica eso", afirma Francisco Rey.

En un momento en el que las necesidades aumentan, con más migrantes y refugiados que nunca, los recursos europeos cambiaron de destino: "A campos de refugiados de Grecia o en Turquía, pero con un objetivo más de contención de la crisis migratoria que de satisfacción de las necesidades humanitarias", señala el codirector del Instituto sobre Conflictos y Ayuda Humanitaria.

A esto se une la crítica situación en el terreno. "Lo que vemos es un deterioro tanto en la criminalización de las poblaciones como en las organizaciones que intentamos ayudar", manifiesta Marta Cañas, directora general de Médicos Sin Fronteras España.

Yemen, Siria, Sudán del Sur o el triángulo centroamericano son algunos lugares donde las crisis humanitarias se cronifican y la presencia española disminuye.