Gael, Alba, Bea y Lara tiene la misión más importante de su colegio. Son los ecovigilantes y controlan que en cada clase se cumplan los protocolos para ahorrar energía.
En el aula de quinto encuentran el primer error: las luces encendidas están y las persianas bajadas. Tienen entre 9 y 11 años, pero no se les escapa ni una.
"Pasamos por todas las clases cuando no lo esperan y vemos si tienen el ordenador encendido o el proyector", explica Bea. Saben que ahorrar energía es cosa de todos.
Han aportado ideas concretas y sencillas para ahorrar agua, electricidad y gas, pero no sólo en el colegio.
Siguen revisando, Gael y Alba entran en la clase de sexto, parece que aquí todo está bien. En cada clase, hay tres cubos para separar el plástico, el papel y los restos orgánicos.
Si consiguen reducir el gasto de energía a la mitad, tendrán recompensa. "El dinero que se ahorre se revertirá en los centros, tanto en material como en medidas para mejorar las instalaciones", explica Laura Giménez, coordinadora de Ecoescuela. Una iniciativa para seguir creciendo con buenos hábitos.