Día a día, con detalle, Ángel retrata a una mujer, su esposa, a la que en sus últimos meses la morfina no le basta. ni los parches, ni los calmantes, ni las dosis cada vez más abundantes que le recetan le calmaban el sufrimiento.

Ángel nos explica la impotencia de no encontrar consuelos: en los vídeos que él mismo ha difundido para concienciar muestra una mujer atendida cada segundo, que apenas puede tragar y para la que comer es una tortura.

Para ella no existían días ni noches y la morfina le provocaba un duermevela desasosegante, una mujer que pedía acabar con su situación en las horas más duras de la madrugada, pero también en la serenidad de la luz del día.

Un deseo insistente que Ángel no podía concederle sin exponerse, como hizo al final siguiendo su voluntad. Ángel grabó estos vídeos para que miremos lo que solemos obviar y ahora estas imágenes de sufrimiento pueden servir para reducir su castigo legal, el vital, denuncia Ángel nadie quiso ahorrárselo.

El emotivo relato de Ángel Hernández que llenó de silencios el plató de ARV tras ayudar a morir a su mujer