Más de 176.000 hectáreas ardieron en 2017, el segundo peor año del decenio. El verano acaba de empezar y un año más, los bomberos forestales denuncian la precariedad laboral que sufren.

"La plantilla de agentes forestales es la misma que la de los años 80", afirma uno de los bomberos.

Los forestales gallegos exigen más formación y piden refuerzos para afrontar los incendios. Aseguran que llegan a hacer jornadas de más de 12 horas continuas. "Se nos pagan guardias extraordinarias en periodo de máximo riesgo a 12 euros diarios. 12 euros que no llega ni para comer".

El año pasado, la zona noroeste fue la más afectada por los fuegos. En Cantabria, ante la peligrosidad del trabajo, piden que se adelante la edad de jubilación.

Desde los sindicatos aseguran que les contratan de cualquier manera para abaratar costes. Para que esto no ocurra, piden un estatuto básico que regule el trabajo de los 30.000 bomberos forestales que hay en nuestro país.

Unas medidas básicas, pero muy necesarias, para un colectivo que se volverá a jugar la vida extinguiendo fuegos.