Este jueves en el juicio contra el bailaor Rafael Amargo se han escuchado las grabaciones que le hizo la Policía: llamadas telefónicas en las que él habla abiertamente de cómo vender o comprar droga, llama a sus distribuidores, en las que se escucha cómo despacha con los "clientes". Las llamadas destapan la estrategia de sus abogados ya que en el juicio alegan que su cliente es drogodependiente y que las sustancias que se encontraron en su domicilio serían para el consumo propio.

El artista se enfrenta a nueve años de prisión que pide la Fiscalía por un delito de tráfico de drogas persistente por lo que fue detenido en diciembre de 2020. Según las investigaciones Amargo, junto a su productor Eduardo de los Santos, vendía sustancias estupefacientes desde su piso ubicado en el barrio madrileño de Malasaña.

Él ha escuchado esas grabaciones en el juicio como si no fueran con él. Pero las llamadas muestran que era lo más parecido a un servicio de 'teledroga' porque eran tan fácil como llamar y 'pillar'. "¿Me puedes vender un poco de 'tusi' (cocaína rosa)?", pregunta una mujer en una de esas llamadas y él le contesta: "Vale. ¿Cuánto quieres? Tienes que esperar a que me lo traiga mi distribuidor".

Es una de las conversaciones telefónicas, intervenidas por la Policía, que este jueves se han escuchado en el tercer día de juicio. Rafael Amargo habla con clientes, pero también con distribuidores. En una conversación le preguntan que qué es lo que quiere y él responde que "depende de a lo que se lo dé": "Si me lo da a 25 o 26, puedo coger hasta 40". El distribuidor le pregunta de qué lo quiere y él asegura que "de 'Tina' (metanfetamina)" porque tiene a "todo el mundo esperando".

Muchas de ellas llamadas se producen durante los meses de confinamiento por la pandemia del COVID, en las que señala que "tendrían que tener provisiones". En las grabaciones se escucha como el bailaor gestiona repartos, entregas, pone cifras a toda esa mercancía y habla de los beneficios que puede sacar con la venta. "Es un movimiento que nos puede crear un dinerito, pim, pam", dice, mientras le preguntan por el precio que baraja él. "13.000 euros un kilo", responde y quien dispone de "'cash'" "es un productor de teatro": "Fíjate cómo está el teatro".

Y si le queda poco, se niega a repartir: "Me queda un gramo y es para mí". La defensa del bailaor quiere demostrar que es drogodependiente y que todo lo que había en su casa era para su propio consumo. Su padre también ha defendido este jueves su inocencia. Este viernes será el turno para los tres acusados: Rafael Amargo, su productor y su socio.