Los Mossos d'Esquadra detienen a uno de los 12 traficantes de sustancias dopantes, para deportistas aficionados. Entre los detenidos, tras registrar domicilios y establecimientos, una madre y su pareja por revender a un culturista, la hormona del crecimiento para su hija de 15 años. El hospital se la suministraba gratis y, con la reventa, su madre la dejaba 3 meses sin tratamiento.

"Estas sustancias que le cuestan a la administración 170 euros, la vendían por 100 euros, a la familila no le costaba ni un duro y al mercado negro puede valer entre 500 y 600 euros" explica Jordi Domènech, inspector jefe Área Personas de los Mossos d'Esquadra. Casi a precio de oro, porque estas hormonas recetadas por el hospital, que potencian la masa muscular de los deportistas, se cotizan alto en el mercado negro. Las que se compran por internet a China, Turquía o Brasil no suelen ser fiables.

La pareja está en libertad con cargos, como los otros 10 detenidos: ciclistas y culturistas amateurs. Según los mossos se dopaban por ego, para alardear de su marca en las redes sociales y ganar competiciones de aficionados.  Domènech ha explicado que en la operación se han intervenido 5.600 dosis de diversas sustancias dopantes.

Según Domènech, la madre y su pareja recogieron alrededor de 17 cajas de hormonas de crecimiento que les prescribió un hospital de Terrassa (Barcelona) para el tratamiento de su hija. Los Mossos d'Esquadra han puesto el caso de la chica en manos de la Fiscalía de Menores y también lo han comunicado a los médicos que le prescribieron el tratamiento para incentivar su crecimiento.

Los diez deportistas detenidos en la operación traficaban con el objetivo principal de poderse pagar las sustancias dopantes que consumían, si bien en uno de los casos sí que hubo enriquecimiento personal, ya que a uno de ellos se le intervino numerosas dosis. Según Domènech, los deportistas detenidos se dopaban "por un tema de ego", para poder alardear de su marca en las redes sociales y para ganar premios en competiciones aficionados.

Domènech ha advertido de que estas sustancias suponen un "gran peligro" para la salud de los consumidores y además alteran los resultados deportivos y van contra la ética del deporte, por lo que, en virtud de una reciente reforma legislativa, a los traficantes, más allá de las consecuencias penales, se les puede retirar la licencia federativa.