Algunos trabajadores de la UWA, especialmente los guardas, residen en el parque para proteger a las fieras de la los cazadores furtivos e impedir la invasión de su hábitat natural.

Según el portavoz de la UWA, Bashir Hangi, el suceso ocurrió cuando una niñera abandonó la casa y se dirigió a la cocina, adonde le siguió el pequeño Elisha sin su conocimiento.

Según Hangi, un leopardo que se ocultaba en las proximidades se abalanzó por sorpresa y, en pocos segundos, atacó al niño y se lo llevó al bosque.

La alarma del pequeño llamó la atención de la niñera, que intentó seguir al depredador, aunque resultó demasiado tarde y avisó a los guardas, que activaron una misión de rescate durante la noche, pero sin éxito.

Los guardas siguen buscando al leopardo con la intención de capturarlo, pues ha probado sangre humana y podría reincidir.