El vídeo de una cámara de seguridad de Barcelona muestra a un turista de camisa remangada y gran reloj en la muñeca que habla con un empleado de un restaurante. En ese momento aparece un grupo de tres personas y una de ellas se detiene e intenta estrecharle la mano. El turista no se la acerca y da un paso atrás.

El recién llegado se queda hablando, y cuando aparecen detrás sus dos colegas, intenta que el turista le choque el puño del reloj, a modo de despedida, pero no hace falta. El de camiseta de tirantes prende con fuerza su brazo y con movimiento brusco le roba el reloj.

A estos ladrones se les conoce como 'relojeros' y no siempre trabajan con el despiste: otro vídeo de la misma cámara de seguridad deja ver otra escena con otros dos turistas que salen a la puerta. Les acompaña a coger un taxi otro empleado pero por la esquina izquierda surgen dos hombres, uno de ellos acelera, y de nuevo, de un tirón seco, le roba el reloj y sale corriendo.

Con esos métodos este año ya han robado casi 500 relojes de lujo en Barcelona. Robos, muy rentables como asegura Juango Torrente, secretario general de CSIF-Mossos d’Esquadra: "Un móvil por muy caro que sea pueden ser 1.000 euros, los relojes pueden ser de 15.000 o 30.000 euros".

Tienen maña y sobre todo fuerza, para burlar los sofisticados cierres de relojes tan caros. Estos robos están en auge porque se obtienen productos de alto valor, sin conllevar una alta pena, al menos, no para el ladrón.