Alejandro tiene 33 años y desde hace 10 vive en estado vegetativo. Este militar quedó tetrapléjico tras una orden de lanzamiento en paracaídas en un ejercicio al pie de la sierra de Ricote, en Murcia. Los ocho paracaidistas que saltaron resultaron heridos, pero Alejandro fue el más grave.
"Viene en sentencia que el avión era ladeado hacia la ladera de la montaña por el fuerte viento. Aún así el sargento que estaba en tierra autorizó el salto", explica Antonio Clemente, el padre del soldado. Su familia lleva años de lucha en los tribunales.
En primera instancia la sentencia apuntaba a una mala fortuna "Y resuelve tal cual, esto ha sido una cuestión de mala suerte", añade Antonio. La última sentencia de la sala de lo militar del Supremo absolvía al sargento que autorizó el sato. El padre del militar insiste: "Los cálculos no pueden estar correctos para que ocho saltadores en dos tandas distintas salgan desplazados entre 600 y 800 metros".
Aún así dos de los cinco magistrados suscribieron un voto particular en el que estimaban que el salto nunca debió realizarse. "Mire usted: si hacía fuerte viento y el avión se desplazaba: suspende el salto", explica Antonio. Estos votos han servido de base para presentar un recurso ante el Tribunal Constitucional.
Mientras, Alejandro permanece ajeno a esta batalla. Se alimenta con una sonda, usa pañales, requiere fisioterapia y necesita cuidadores las 24 horas. El Ministerio de Defensa asegura a laSexta que el cabo Clemente ha recibido una indemnización por accidente, tiene la máxima pensión posible y una prestación de gran invalidez. Su familia dice que no lucha por dinero. Solo quieren que se haga justicia.