Los propietarios de la
finca de Barcelona donde se escondió durante cuatro meses Josh Brech, dicen que
colaboraba con ellos en la recolección de plantas medicinales y que dormía en
una hamaca entre dos árboles. Nada les hacía pensar que fuera sospechoso del
asesinato de un niño.
"Era una persona
correcta, respetuoso, bastante introvertido, teníamos este punto común de las
plantas", explica Lucas, responsable de la finca.
Quien conoce bien su
perfil es el corresponsal holandés Edwin Winkels, que nos cuenta que la clave
de esta investigación podría ser que se fugara en marzo: "Despareció en febrero
en una cabaña en la que se sabía que residía en Francia".
También recuerda este
periodista que dos días después del suceso, la Policía lo paró y lo identificó
cuando paseaba en bicicleta por el lugar de los hechos.
De esta forma, podrá contestar al fin las preguntas del juez y de sus familiares para comprobar si fue realmente el asesino de Nicky.