En hacer el pozo por el que se cayó Julen, de más de 100 metros de longitud, se tardó menos de un día, mientras que para perforar el paralelo por el que se le quiere rescatar y que está a tan solo unos metros de distancia, llevan ya casi tres días trabajando.

Los dos están en el mismo terreno, pero no tienen el mismo diámetro, y ahí está la clave. Están haciendo un pozo de 1,5 metros de diámetro y la maquinaria para este tamaño de perforación no está preparada para picar piedra. "Están haciendo milagros para poder atravesar las capas más duras", asegura Víctor Martín, gerente de Sondeos Seymar.

La máquina utilizada para hacer el pozo de Totalán fue una de rotopercusión, que va rotando y extrayendo tierra pudiendo alcanzar hasta los 400 metros de profundidad. Además, puede picar pizarra o cuarcitas, pero los túneles alcanzan los 70 centímetros de diámetro como máximo.

El geógologo Agistín Larrea explica que "en un volumen más grande es más fácil encontrarse con juntas y atravesarlas". Además, este tipo de maquinaria rotopercutora provoca muchísima vibración, lo que generaría derrumbes inevitables en el pozo de Julen.

Ahora mismo se está utilizando una potente perforadora que mide 70 metros y pesa 75 toneladas para hacer el pozo paralelo. Los primeros metros de tierra más blanda los ha perforado con cierta facilidad, pero ahora se enfrenta a bloques de piedra que están ralentizando los trabajos.