Un tirón seco de la compuerta hacia arriba marca el inicio de la tarde de toros. La pequeña plaza está abarrotada. Por ello, justo antes, se ha puesto en marcha el protocolo de seguridad. En Betxí, Castellón, hay 16 personas, repartidas por el recinto que comprueban que las barreras son sólidas. "Sobre todo especial atención a los laterales de los carrafales", avisa uno de los voluntarios.
Una vez afianzados los elementos materiales, control de
enfermería con todo previsto por si acaso. "Que tengamos todos los
materiales disponibles, que esté la ATS, que esté el médico, que la ambulancia
UCI esté también", añade Yolanda Milla, directora taurina.
Después empieza el control del público. Ni menores, a los
que se le pide al carné, ni borrachos o drogados. "Tal como dice el
Decreto las personas que no estén en condiciones tienen que ser expulsadas del
recinto", ha manifestado Ximo Gumbau, que capitanea la "Comissió del
Bou".
La Federación de peñas va incluso va más allá y quiere
proponer limitar la edad máxima a los 65 años. José "El Payo", con 77
años es figura clave en "l'embolà" de Betxí ha advertido: "Soy
mayor pero tienen confianza. Llevo 50 años sacando la misma y quieren que la
saque hoy".
E incluso se pide no autorizar el uso del teléfono, que
despista a más de uno. Muchos aficionados están a favor de prohibir los dispositivos
tecnológicos. "Se debería de
prohibir o limitar el uso de teléfonos porque despista un poco", afirma
uno de ellos.
Cada año, sólo en la Comunidad Valenciana, se celebran
alrededor de 6.000 eventos taurinos.