Estaban convocados dos horas antes de la manifestación oficial. 170 entidades en contra de la presencia del rey que, al unirse con la concentración contra el terrorismo, dejaban una clara imagen. Toda la plana política acompañada por las esteladas que llevaron los independentistas, unas 3.000 personas que quisieron hacerse oír y cuya consigna era la de siempre.

Protagonizaron escenas como la de romper carteles por la paz, algo que tuvo su valoración política. Desde el PP y Ciudadanos criticaron el intento de politizar la manifestación. "Lo que ha ocurrido organizado por las entidades afines al Gobierno de la Generalitat es una vergüenza y un escándalo", criticó el líder del PP catalán, Xavier García Albiol. Por su parte, Albert Rivera destacó que ni si quiera "las banderas que no son de todos han conseguido tapar la unidad y solidaridad de la mayoría de catalanes".

Desde el PSOE aseguraron que no era el día para tintes secesionistas. "Me parece fuera de lugar", opinó José Luis Ábalos. Podemos, por su parte, apeló a la libertad de expresión. "Los ciudadanos de Cataluña también tienen libertad de expresión, a algunos les gustará más y a otros menos", declaró Pablo Iglesias.

Este domingo, Puigdemont publicaba una tribuna en 'La Vanguardia' en la que aseguraba que la agenda de unos asesinos no puede marcar su agenda catalana ni cambiar sus prioridades. Y es que los pitidos no iban dirigidos sólo al rey... la mayoría de los políticos fueron recibidos así. "Creo que la unidad es contra el terrorismo y allá aquellos que lo quieran utilizar para hacer campaña política", indicó la vicesecretaria de Estudios y Programas del PP, Andrea Levy.

Parece que termina una tregua que los atentados ha dado al indepententismo. Según 'El País', este domingo se hará pública una campaña a favor de la consulta del 1-O donde presumirán de tener hasta 8.000 urnas para el referéndum.