Callles que son ríos y ríos a punto de desbordarse: es la imagen que se ve en Gijón después de las tormentas de este domingo.Imágenes que ya no nos sorprenden porque en los últimos meses hemos visto como se inundaba media España.

Ahora el eterno invierno se marcha y en dos días disfrutaremos de sol y el calor. Pero hagamos balance de las consecuencias: el mal tiempo ha destrozado los cultivos de verano, las cerezas llegan quince días más tarde de los previsto y la sandía se ha dejado en Valencia, entre lluvias y granizo, un 80% de la producción y eso lo va a notar nuestro bolsillo.

Nuestro cuerpo también lo nota y es que el agua se lleva la vitamina D. En El País Vasco, ha llovido 114 días de los 161 que llevamos de año y la ausencia del sol ha hecho que en algunas zonas de la región los médicos estén empezando a recetar suplementos vitamínicos.

Pero no todo ha sido malo, los embalses están repletos: en Noviembre en media España lo veíamos en mínimos y ahora en algunas zonas como Salamanca, el agua está garantizada durante este año en la provincia.

La lluvia también ha hecho milagros en las cosechas de cereales de invierno. Gracias a los últimos meses alcanzaremos los casi 20 millones de toneladas de cultivos como el trigo, la cebada, la avena o el centeno.Es la otra cara de una primavera que pasará a la historia por ser una de las más lluvias del siglo.