Ir a 130 Km/h en un tramo de 50 puede que empiece con risas, pero es fácil que acabe en lamento. Un ejemplo es una carretera cerca de Gijón, que ya es uno de los lugares habituales de carreras ilegales.

Pero en la ruta por la conducción temeraria española hay muchos más puntos negros, como la carretera secundaria de montaña en Ormaiztegi, Guipúzcoa. Allí, hay algunos que se juegan no solo su vida, sino también la de los demás.

En Sevilla, la zona de la Cartuja ha sido durante meses punto de reunión para los amantes de este tipo de acontecimientos, y lo mismo ocurre en Gavá, Barcelona, en algún polígono industrial de Pamplona, en pleno casco urbano de Elche o en el de Ourense.

Pero sobre todo, se dan en Madrid. Los paseos con una persona en el techo del coche por el aparcamiento del nuevo estadio del Atlético son lo último en una región con mucha historia en conducción temeraria, como la que ocurre habitualmente en un hipermercado del sur de Madrid.

Participar en una carrera ilegal suelen ser multa de 500 euros y pérdida de 6 puntos del carné y la Policía les suele descubrir porque les da por colgar sus hazañas ilegales en redes sociales.

Por desgracia, de vez en cuando, tanta estupidez acaba matando a alguien, como a una mujer que se encontró sin querer con uno de esos imprudentes. La pena por un homicidio imprudente así, suelen ser dos años y casi nunca entran en la cárcel.