Las aves nos demuestran que son partidarias de los nuevos modelos de familias modernas y alternativas.

Por ejemplo, no sería raro ver a una pareja de alcaudones alimentando a un polluelo de cuco. Le cuidan como si fuera su hijo natural, aunque no sea ni si quiera de su misma especie. Esto es algo común en los cucos, pues ponen sus huevos en otros nidos y dejan a sus crías con otras especies.

Los alcaudones machos asumen toda la responsabilidad de manutención de su pareja y los pollos mientras ella los incuba en el nido: nada de estereotipos del pasado.

Los cernícalos patirrojos superan los cánones de belleza.Los machos de las aves, por lo general, suelen lucir plumajes más vistosos y ser más grandes que las hembras. Sin embargo, en este caso ellos son menos llamativos y más pequeños.

En Monfragüe, Cáceres, encontramos dos hembras que desafían los estándares: el águila real y azor perdicera superan en tamaño a los machos y son ellas las fuertes y las que cazan con más bravura.

Las aves también saben lo que es ser perseguidas por diferentes motivos. Por ejemplo, las garcetas, que hasta hace muy poco eran exterminadas por sus plumas, para usarlas como complemento de moda.

Nuestra ave más arcoiris es el abejaruco que emigra a nuestro país en la mejor época, la nupcial, en la que luce un aspecto multicolor en esta semana del orgullo 'pajarisíaco'.